Cuando, a finales del s. IV y durante todo el s. V, el Imperio Romano de Occidente colapsa, muchos pueblos bárbaros invadieron Europa Occidental. Los francos, visigodos, ostrogodos o vándalos crearon reinos que han desembocado en países actuales como Francia, España o Italia. Sin embargo, en las Islas Británicas el proceso fue mucho más complejo. Anglos, sajones y jutos fueron los primeros pueblos en ocupar la actual Bélgica y norte de Francia. Pero la llegada de otros pueblos les presionó hasta el extremo de tener que abandonar sus tierras y cruzar el Canal de la Mancha en busca de un futuro mejor en la abandonada Britania Romana, actual Inglaterra. El proceso de formación, asentamiento y unificación de estos pueblos es lo que se conoce como la Heptarquía Inglesa.

 Invasión bárbara

Tras la retirada de las tropas romanas de la Britania, se produce un vacío de poder en la región. Los pictos y los escotos dominaban el norte, pero el centro-sur de Britania carecía de un gobierno estable. Los anglos, sajones y jutos aprovecharon este vacío para establecerse en la antigua provincia romana, fundando un total de 7 reinos: Wessex, Sussex, Essex (sajones), Kent (jutos), Mercia, Anglia Oriental y Northumbria (anglos). Es importante mencionar que los datos bibliográficos de este período son entre muy pocos e inexistentes. Algunas crónicas más fantásticas que veraces y, sobre todo, relatos posteriores que mantienen dividida la opinión de los expertos, serán nuestras fuentes. 

Entre su llegada a finales del s. V hasta, aproximadamente mediados del s. VI se da un proceso de formación. Varios pequeños reinos surgen y desaparecen absorbidos por sus vecinos más poderosos. Nombrarlos todos es complicado, y conocer sus reyes, mucho más. En cualquier caso, queda patente que se ha producido un cambio de poder. La elite britano-romana, en su mayoría, emigra, aunque también un importante número permanecen en la isla, ya sea colaborando con los nuevos poderes, o resistiendo a los mismos, como el reino de Alt Clud, supuesto origen de la leyenda del rey Arturo.

Leyendas aparte, los siete reinos principales, tras su complicado asentamiento, comienzan a evolucionar entre los ss. VI-IX, invasiones vikingas de por medio, que irán dando forma a la futura Inglaterra. Veamos ahora cada reino por separado.

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Reino de Kent

El reino de Kent (jutos), fue el primero en establecerse, hacia la mitad del s. V, en la parte suroriental de Britania, la zona más cercana al continente europeo. Aunque debido a la posterior llegada de los anglos y los sajones, mucho más agresivos, el reino de Kent fue el más pequeño de los siete, su localización le convirtió, sin embargo, en el más próspero.

 

Al estar cerca del continente, la romanización era mucho mayor, por lo que los jutos aprovecharon la estructura romana restante para su gobierno. El momento de mayor esplendor para Kent llegó a finales del s. VI y principios del s. VII, bajo el reinado de Æthelbert I (Ethelberto I). Durante este período, se produjo la cristianización del reino, culminada con la fundación del obispado de Canterbury. Además, Ehtelberto I ostentó el título (nominal) de «Bretwalda» o rey de los britanos. Técnicamente el título no daba poder efectivo sobre el resto de reinos, sino que solamente reconocía su prestigio.

 

Pero el predominio de Kent fue breve, y para finales de siglo, estaba en clara decadencia. Las intrigas internas por la sucesión, con numerosos asesinatos y bodas con madres, hermanas o primas hicieron que la inestabilidad se apoderase de Kent. A principios del s. VIII, Kent fue invadido por el reino de Mercia y sus reyes pasaron a ser títeres del poderoso vecino norteño. A pesar de una breve independencia, de unos 30 años a comienzos del s. IX, Kent era un reino muy débil y en el 825 fue absorbido por el reino de Wessex. Aunque durante algún tiempo se siguieron nombrando reyes de Kent (bajo dominio de Wessex), para mediados de siglo el reino desaparecería por completo.

 

Reinos de Wessex, Sussex y Essex

 

Entre los reinos sajones, tenemos a Wessex (al oeste), Sussex (al sur) y Essex (al este).

El reino de Essex era el más próximo al reino de Kent y ocupaba la romana Londinium. Sin embargo, su Historia es bastante desconocida. Su escasa producción literaria y diplomática hace que la mayoría de las fuentes sean indirectas, tardías, o de dudosa veracidad. En cualquier caso, entre los ss. V-VI los “sajones del este” ocuparon una zona despoblada y rica en bosques, la mayoría al norte del río Támesis. Hacia finales del s. VI, el reino de Kent, aprovechando su superioridad militar y arguyendo lazos matrimoniales, pasó a gobernar de facto sobre Essex, que pasaría el resto de su Historia como un reino satélite de sus poderosos vecinos.

A principios del s. VIII, con el decaimiento del poder del reino de Kent, Essex se ve atrapado entre dos reinos mucho más poderosos que lucharán por la supremacía en la zona, Mercia desde el norte y Wessex desde el oeste. Aunque Mercia ocupará inicialmente la zona, al final será el reino de Wessex quien consiga el triunfo y, a principios del s. X, Essex quedará anexionada a sus vecinos occidentales.

En cuanto al reino de Sussex, los problemas aumentan. La falta de fuentes escritas fiables se une a la ausencia de restos arqueológicos significativos, por lo que reconstruir su Historia es harto complicado. Aunque se cree que pudieron establecerse en la zona sur de la actual Inglaterra hacia finales del s. V, su primer siglo de Historia es casi desconocido. Tras sufrir un breve dominio de Wessex, parece que Sussex logra la independencia en la segunda mitad del s. VII, pero ésta apenas le durará unos 40 años, lo que tardó Wessex en recuperar el control de la zona. En el s. VIII volvió a disfrutar de un período independiente, pero, primero Mercia, y posteriormente de nuevo Wessex, acabaron con sus esperanzas. Para el inicio del s. X, al igual que con Essex, Sussex se verá completamente absorbido por el dominante reino de Wessex.

Como se ha podido comprobar, el reino de Wessex parece ser el reino dominante en la mitad sur británica. Establecidos en la parte más occidental hacia el s. VI, sus primeras dificultades territoriales llegaron con en la región Cornualles, que conquistarían mediado el s. VII. Este primer triunfo militar, supuso el despegue del reino de Wessex como potencia dominante en el sur de la isla. Durante los ss. VIII-IX, Wessex comenzó una expansión territorial que les llevó a chocar con otros reinos de la heptarquía. Sussex y Essex, como hemos visto, fueron fácilmente derrotados. Kent, posteriormente, también acabó en manos de los “sajones del oeste”.

Sin embargo, con el reino de Mercia, al norte, hubo mayores complicaciones y Wessex, de hecho, llegó a estar bajo control de Mercia. Pero tras una revuelta y la victoria de Egberto de Wessex en el año 825 sobre Mercia, el reino de Wessex recuperó su poder y Mercia inició su decaimiento. Su éxito se debía a su sistema de pueblos fortificados, repartidos por todo el reino y ninguno a más de un día a caballo de distancia, que permitía prestar ayuda militar casi de inmediato. Las invasiones vikingas pusieron a prueba este sistema en la segunda mitad del s. IX y, gracias a él, Wessex logró resistir.

Con la llegada al poder de Alfredo “el Grande” en el año 871, se creó el título de “rey de los anglosajones”, que sustituía al viejo «Bretwalda«, y que, esta vez sí, daba poder sobre el resto de reinos. Tras la muerte de Alfredo y la coronación de su hijo Eduardo “el Viejo” en el 899, se produce la unificación de los reinos de Wessex, Essex, Sussex y Kent en el primigenio reino de Inglaterra, a veces conocido también como reino de Inglaterra del Sur al resistir, en el norte, Mercia y Northumbria.

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Soldados sajones (reconstrucción)

 

 Reinos de Mercia, Anglia Oriental y Northumbria

 

Entre los pueblos anglos, llegaron a cristalizar otros tres reinos, Mercia, Anglia Oriental y Northumbria.

El reino de Anglia Oriental, o de los anglos del este, fue el más tardío en surgir. En el primer cuarto del s. VI, los distintos pueblos que habían ocupado la zona acabaron siendo unificados bajo un único poder. A pesar de su formación tardía, el reino de Anglia Oriental tendría una meteórica vida, tanto en su ascenso, como en su descenso. A principios del s. VII adoptaron el cristianismo y su rey Raedwal se convirtió en «Bretwalda«. Pero su éxito fue efímero y tras la muerte de Raedwal, el vecino reino de Mercia comenzó a influir y dominar cada vez más a los anglos del este.

Tras varias guerras, donde Anglia Oriental salió derrotada y perdió varios reyes en combate, a finales del s. IX, Mercia absorbió a sus vecinos orientales. Con la llegada de las invasiones vikingas a mediados del s. IX, la región de Anglia Oriental cayó en manos danesas, que derrotaron al reino de Mercia. Sin embargo, apenas medio siglo después, a comienzos del s. X, el floreciente reino de Inglaterra recuperó las tierras de Anglia Oriental de manos vikingas y las incorporó a sus dominios.

Al norte, lindando con las tierras de los escotos Y los pictos, se formaron dos reinos, Bernicia y Deira. Tras casi dos siglos de independencia, ambos reinos acabaron bajo control de Æthelfrith (Etelfrido) de Bernicia, que formó a principios del s. VII el reino de Northumbria. A pesar de una breve separación tras la muerte de Etelfrido, el reino de Northumbria vivió durante el s. VII una gran auge. Durante el reinado de Oswaldo y su hermano Oswiu en la segunda mitad del s. VII, Northumbria expandió su territorio hasta dominar todo el norte de la actual Inglaterra y el sur de Escocia, e, incluso, llegar a someter al reino de Mercia. Tanto Oswaldo como Oswiu ostentaron el título de «Bretwalda«.

Pero el apogeo de Northumbria tocaría fin hacia finales de siglo, cuando una revuelta en Mercia logró sacudirse el dominio de Northumbria y recuperar su independencia. Esto será un duro golpe para el reino de Northumbria, que verá como va perdiendo territorios constantemente durante los ss. VIII-IX, tanto a manos de Mercia e Inglaterra, como a manos escocesas. Aunque, bajo dominio de un reino mayor, Northumbria logró mantener cierta independencia durante los ss. IX-X, hasta que con las invasiones vikingas, ésta llegó a su fin. Hacia el s. XI, volvería ser controlada y dominada por el reino de Inglaterra, aunque seguiría siendo una zona de continuas disputas y conflictos.

Y el último de los reinos anglos, es el reino de Mercia, que se situaba en el centro de la isla y poseía fronteras con todos los reinos anglo-sajones, además de con Gales. Esta complicada situación geoestratégica, forzó a los reyes de Mercia a mantener una actividad militar muy elevada. Aunque su formación es tardía, hacia el primer cuarto del s. VI, y su Historia también tiene numerosas lagunas, es innegable que, desde el s. VII, Mercia era el reino dominante en la isla britana. Con el reinado de Penda, a mediados del s. VII, Mercia logrará independizarse del reino de Northumbria, que la había sometido recientemente, y comenzar su propio auge, en la conocida como «Edad dorada de Mercia» o la «Supremacía mercia».

Durante la segunda mitad del s. VII y, en especial, durante casi todo el s. VIII, Mercia dominó la mitad sur de la actual Inglaterra. Anglia Oriental, Essex, Kent y Sussex cayeron bajo su poder. Con el reinado de Offa, en la segunda mitad del s. VIII, también sometieron a Wessex. Mercia se había convertido en el referente y durante casi 200 años, sus reyes habían sido reconocidos, sin excepción, como «Bretwalda«. Pero el dominio del reino de Mercia llegó a su fin de manera abrupta. Tras ser derrotados por el reino de Wessex en el año 825, Mercia perdió todo su poder, que fue a manos de los «sajones del oeste». Aunque siguieron siendo independientes, la llegada vikinga les debilitó enormemente y, a comienzos del s. X, fueron absorbidos por el reino de Inglaterra.

 Surgimiento de Inglaterra

 

Como se ha podido comprobar, el nacimiento del reino de Inglaterra fue fruto de varios siglos de luchas y cambios de poder entre distintos reinos. Este convulso escenario, de unos 500 años de duración, en el que a las disputas internas entre jutos, anglos y sajones, se añadió la presencia de invasores vikingos, fue el germen de Inglaterra. Finalmente, tas un largo proceso de cambios, se considera que en el año 1066, con la victoria de los anglonormandos sobre los anglosajones en la batalla de Hastings, el reino de Inglaterra queda unificado y consolidado.

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Vikingos contra anglosajones durante el s. X

Bibliografía

DAVIS, Norman. Reinos desaparecidos. La Historia olvidada de Europa. Ed.: Galaxia Gutenberg. Barcelona (ESP), 2013.

HIGHAM, Nicholas; RYAN, Martin. The Anglo-Saxon World. Ed.: Yale University Press, New Haven (USA), 2013.

STENTON, F.M. Anglo-Saxon England. Ed.: Oxford University Press, Oxford (GBR), 1971.

Autor Desconocido. The Anglo-Saxon Chronicle. 1996. Disponible en web en: http://www.gutenberg.org/ebooks/657

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